Por Claudia Soruco 🙂
¿No es impresionante y sobretodo preocupante saber que el estrés ya no es simplemente cosa de adultos, sino que los más pequeños están siendo cada vez más vulnerables de padecerlo? De acuerdo al Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, hoy en día, aproximadamente el 35% de los niños Americanos sufren de estrés.
A diferencia de los adultos, los niños no están completamente desarrollados a nivel cognitivo, social y emocional para poder sobrellevar positivamente situaciones que generan estrés y de las cuáles todavía tienen poca experiencia de vida. Agregado a ello, los niños, por lo general, tienden a tener más dificultades que los adultos para describir como su vivencia interna (como se sienten, qué es lo que les preocupa, etc.).
Tal parece que la infancia está dejando de ser esa etapa paradisíaca que todos quisiéramos que fuera. Aparentemente, nuestra idea de la infancia como aquel periodo libre de preocupaciones está dejando de ser una realidad para convertirse en una simple teoría.
Entonces, lo más probable es que te estés preguntado: ¿Qué está pasando? ¿Cuáles son las principales fuentes de estrés para los niños? Desafortunadamente no voy hablar sobre cada una de ellas, pero si de una en particular que a pesar de su recurrencia permanece un tanto ignorada. Y ésta es, la tensión entre ser estudiante y ser simplemente niño.
A lo que me refiero es a la tensión de tener que cumplir con las altas expectativas y exigencias académicas fijadas tanto por los padres como por los maestros y aun así buscarle horas al día para poder jugar, imaginar, crear y socializar con otros niños. En otras palabras para divertirse. Es cierto que para algunos niños esto no sea un gran problema,principalmente debido al estilo de personalidad; no obstante para otros esta intranquilidad no resulta tan fácil de sobrellevar. Está ahí, por ejemplo el niño que se queja constantemente porque no quiere asistir a sus actividades extracurriculares.
No es de extrañarse que a aquellos que se le exigen tener las mejores calificaciones, ser los mejores en el deporte que mamá o papá escogió, hablar tres idiomas y además ser los más populares del colegio terminen no teniendo tiempo para jugar libremente o de hacer cosas que realmente los hacen felices.
El no saber cómo equilibrar la vida académica y socio-emocional, sin duda alguna puede ocasionar que los niños no coman ni duerman bien, lloren o se enfaden por el nuevo apodo que le han puesto sus compañeros de clase, se sientan solos, de mal humor o pierdan el interés por completo en sus tareas escolares y amigos.; síntomas claros de estrés.
¿El remedio?
¿Cómo podemos ayudar nuestros niños a encontrar un balance entre su tiempo de aprendizaje y su tiempo de esparcimiento?, ¿Existe alguna manera de ayudarlos a lidiar con el estrés que esto les genera?.
¿Entonces que hacemos? …
- Como padres, es bueno cuestionarse ¨¿Qué tanto le estoy exigiendo a mi hijo/a?, ¿Para que le exijo tanto?, ¿Cómo se lo estoy exigiendo?. Siempre es bueno empezar por una reflexión para darnos cuenta en que medida estamos contribuyendo o no al malestar del niño.
- Hablar con los niños sobre como se sienten en relación a sus actividades extracurriculares. Lo aconsejable es tener no más de dos actividades ( una deportiva y otra artística).
- Quitarles un poco el peso de encima. Tanto es las escuelas como en las casas, designar un par de horas diarias para la recreación de lo niños. Asimismo, dedicar un mínimo de 30 minutos para jugar con ellos.
- Poner límite en los horarios de televisión, iPad, juegos de videos y TV. Queremos tener niños responsables con sus obligaciones que al mismo tiempo tengan tiempo libre para jugar de manera espontánea y creativa.
- Principalmente para maestros, poner mayor énfasis en el proceso en lugar de exclusivamente en el resultado final (ejemplo: calificaciones). De esta forma, los niños van a empezar a ver el aprendizaje en sí ,como algo divertido y no como una carga.
- Tal vez, el aumento del currículo creativo en la educación preescolar sea una manera efectiva para reducir estrés estudiantil. Si en una aula de clases, los niños encuentran diferentes elementos que van acorde con su estilo de aprendizaje e intereses (arte, música, movimiento, naturaleza, etc) es más probable que ya no se encuentren frente al conflicto de balancear la parte académica, social y personal. Con este tipo de currículo ya está todo integrado.
- Técnicas de relajación pueden ayudar a los niños a pensar más clara y positivamente. El estar relajado, permite a los pequeños tomar una mejor decisión sobre cuánta energía y tiempo le dedicaran a cada cosa (colegio y ocio).
- Probablemente, la mejor forma de ayudar a los niños a encontrar este balance y a reducir su estrés es a través del ejemplo. Recuerda que ellos te están observando constantemente. Ellos están esperando ver adultos que sepan marcar una diferencia entre el trabajo y la vida personal, adultos que tengan la capacidad de sonreír a pesar de un día difícil, así como padres, maestros, hermanos mayores que sepan expresarse efectivamente cuando se sientan abrumados y atareados.
- Por último, brindar siempre apoyo y contención emocional. Es importante que el niño entienda que van a haber días en los que se va a sentir frustrado, preocupado y agobiado; sin embargo para esos días siempre va a haber una persona que lo va amar a pesar de todo, alguien dispuesto a escucharlo y darle un abrazo cuando más lo necesite.
Quizás de esta forma, los niños vuelvan a ser los niños distendidos, plenos y creativos de antes. Quizás si todos pusiéramos nuestro granito de arena pudiéramos devolverles a nuestros niños esas sonrisas relajadas en sus rostros,
signo de una infancia equilibrada y feliz. De lo que sí estoy segura es que está al alcance de todos lograr que estos pequeños que nos roban el corazón a diario, aprendan a ser responsablemente felices.
Los invito que se unan a mi causa!
Espero tus comentarios.
Claudia.
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